Me quedé «atascao».

Me quedé "atascao"
 
 
 
Una de esas noches, en las que estaba escribiendo uno de mis relatitos cortos, sucedió.
Estaba con el texto.
Tenía un buen Comienzo.
El Desarrollo, no estaba del todo mal.
Pero…
…¡me quede "atascao" en la Conclusión!
No podía acabar.
No había manera.
¡Nada!
Pensaba que ya lo sacaba…¡no!
¡No me salía bien!
Yo, tozudo.
Volvía a intentarlo…
…pero, ¡no!
Pasaban los minutos…las horas…
…¡desesperado!
¿Y qué hago ahora, con esto sin acabar?
Mirando con cara de bobo, la pantalla del ordenador,
escucho al fondo, la voz de mi mujer:
Pero, Enrique, ¿aún estás ahí, escribiendo?; ¿no sabes qué hora es?
Y yo, ya nervioso, cansado y con el ánimo del derrotado, le contesto:
Sí, pero es que me está costando el Final.
Y mi mujer, decidida a resolver el tema, va y me dice:
¡Anda, vente "pa" la cama…
…Y TE ENSEÑARÉ CÓMO SE ACABA!
 
¡JÓ, QUÉ FINAL!
 
 
El Cuarto Ojo del Mono, experimentando desatascamientos.